OPINIÓN

Alito, el espionaje y el PRI

LINOTIPIA / Peniley Ramírez EN MURAL

4 MIN 00 SEG

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El hombre abrió la puerta del centro de espionaje y se quedó pasmado cuando vio a Layda Sansores. Era 1998. Sansores era opositora en Campeche y ese día descubrió que en una casa de la capital se había instalado un centro de escucha telefónica. Sansores encontró miles de horas de grabaciones ilegales. Incluían llamadas privadas de ella, comunicaciones de miembros del EZLN, políticos, activistas y periodistas. Se hicieron con el sistema israelí Octopus, que vendió Samuel Weinberg, un empresario que años después fue socio de Genaro García Luna.