Avergonzado
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL
3 MIN 30 SEG
"Anoche un hombre entró a la casa". Esa inquietante noticia le dio la esposa a su marido cuando el señor volvió de un viaje. "¡Qué barbaridad! -exclamó él-. ¿Y qué se llevó?". Respondió la señora: "Tanto como llevarse no se llevó nada. Pero en la oscuridad de la recámara yo creí que eras tú"... "¡Qué humillación! -le reprocharon a Servilio sus amigos-. Supimos que le besaste la mano al gerente del banco para que te concediera un crédito". "Es cierto -reconoció, impertérrito, Servilio-. Y no saben ustedes lo que tendrá que besarme él para que yo le pague"... Feo vocablo es la palabra "mezquindad". Evoca ideas de envidia, de ruindad, de sórdido egoísmo. Nunca he sentido vergüenza de llamarme mexicano. A donde voy menciono con orgullo mi nacionalidad. Eso no es patriotería cursi o alarde chauvinista. Es amor a la tierra en que nací y en la que espero descansar cuando llegue al final del camino. Con frecuencia, sí, he sentido vergüenza de quienes gobiernan a nuestro país. Últimamente me avergonzó la actitud de Claudia Sheinbaum ante la noticia del Premio Nobel de la Paz otorgado a Corina Machado. Cuando se le pidió a la Presidenta su opinión sobre eso respondió: "Sin comentario". Al decir tal cosa se mostró mezquina. No tuvo una sola palabra de reconocimiento para esa ejemplar mujer que con riesgo de su libertad, y aun de su vida, ha luchado por su patria. La mandataria de México, en forma que bien puede calificarse de pedestre, se puso del lado del tirano que oprime a Venezuela, en vez de celebrar, como han hecho incontables jefes de Estado en el mundo, la presea otorgada a la venezolana. Alejado de la democracia, en riesgo la libertad, nuestro país se va acercando cada día más al totalitarismo. La omisión de Sheinbaum equivale a una declaración sobre el rumbo que el malhadado régimen de la llamada 4T ha dado a la nación. La Presidenta, temerosa de incurrir en el enojo del autócrata que la puso donde está, no logra ser ella misma, y en varias y diversas formas exhibe su dependencia y sumisión ante el caudillo. Si la señora me pregunta por qué digo lo que digo le responderé: "Sin comentario"... El agente viajero ponía en su relación de gastos: "Por visita al congal, 4 mil pesos". Su jefe le dijo: "Entiendo que vaya usted a ese lugar, pues su viaje dura varias semanas, pero no ponga: 'Por visita al congal'. Se ve muy feo. Ponga otra cosa, por ejemplo: 'Por gastos de cacería'. Yo entenderé". En su siguiente relación el tipo puso: "Por gastos de cacería, 4 mil pesos. Por reparación del rifle, 8 mil"... Noche de bodas. El arrobado novio contempló a su dulcinea y dijo en éxtasis de amor: "¡Qué cabellos de oro! ¡Qué ojos de cielo! ¡Qué labios de púrpura! ¡Qué cuello de gacela! ¡Qué pies pequeños de marfil y plata!". Acotó ella: "Te saltaste todo lo mejor"... San Pedro y el Señor jugaban de vez en cuando al póquer de cubilete a fin de disipar un poco el tedio de la eternidad. Apostaban dinero para darle un poco de interés al juego. En cierta ocasión el apóstol tiró los dados y le salieron cinco ases. Iba a tomar el dinero de la apuesta, pero el Señor lo detuvo: "Un momento. Yo no he tirado aún". Hizo su tiro y salieron seis ases. Con acento hosco dijo San Pedro: "Señor: como milagro está muy bien, pero como póquer es una gran chingadera"... FIN.

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Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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