Aquellos lejanos días cuando lo único que verdaderamente nos preocupaba es que cayera la noche. Y es que mientras la luna no se asomara entre las nubes, estábamos todavía en "tiempo reglamentario". Eran los valiosos minutos para definir al ganador de la "reta". No importaba que el marcador estuviera cinco a uno. Todo se definía con un "gol-gana".