Baliga dijo que si la prueba se cancelaba, correría un maratón en una caminadora para recaudar dinero para el comedor de la Misión de Nuestra Señora de los Ángeles. Crédito: Archivo
Cuando se canceló el Maratón de Chicago debido al coronavirus, la monja Stephanie Baliga se puso las zapatillas y decidió correr los 42.2 kilómetros de la prueba en el sótano de su convento.