En Guadalajara hoy es todo tan extraño y tan amargo que el tequila se evapora apenas es servido, el mariachi desafina a la primera canción y la carne en su jugo está más seca que nunca. Tan seca como la ilusión de la afición tapatía. ¡Y cómo no! Basta ver el desabrido arranque de sus equipos.