Lo más duro de la cuarentena no es el encierro, ni el aburrimiento, ni las extremidades entumidas, ni los videos de rutinas de ejercicio en casa, ni el insomnio, ni los ataques de ansiedad, ni los platos sucios, ni los niños pegados a los dispositivos electrónicos, ni las soluciones plagadas de ocurrencia de cómo comprar los víveres e insumos necesarios, o de cómo creemos que desinfectamos las compras y las suelas de los zapatos al volver a casa, luego de asomarnos a esa realidad paralela en donde todo parece haber seguido mientras nosotros nos enclavamos en nuestro agujero, tratando de aplanar la curva o entender un poco al mundo, en este escenario que se nos vino encima.
Sofía Orozco
Es tapatía, chef repostera por casualidad y periodiquera por afición. Desde una perspectiva ciudadana, analiza y critica lo cotidiano.