Quizá ustedes no recuerden que alguna vez, muy cerca de aquí, hubo un lugar hermoso con una caudalosa caída de agua proveniente del Río Santiago; unas cataratas en toda la extensión y dimensión del término, a donde la gente iba de paseo y los turistas llegaban atraídos por la fama del "Niágara mexicano", sobrenombre dado en aquella época en la que parecería que había que resaltar la virtud de ser semejante a algo extranjero, quizá para otorgarles valor y reconocimiento a las cataratas de Juanacatlán, un paraíso perdido entre Guadalajara y Chapala.
Sofía Orozco
Es tapatía, chef repostera por casualidad y periodiquera por afición. Desde una perspectiva ciudadana, analiza y critica lo cotidiano.