En el Valle de Guadalupe, entre viñedos, Campera Hotel Burbuja convierte el cielo nocturno en techo privado. Con cama tamaño queen, jacuzzi, aire acondicionado, calefacción, cafetera y frigobar, cada espacio asegura confort sin perder contacto con la naturaleza.

Afuera, el valle vinícola más célebre del País marca el ritmo con catas dirigidas, recorridos por bodegas y paseos al atardecer entre parras. Se pueden sumar cenas románticas junto a las viñas, masajes con aceites de uva, picnic gourmet, fogatas con s'mores o sesiones fotográficas al amanecer.

Durante el día, prueba los menús degustación preparados con ingredientes de la región, incluyendo maridaje de vinos propios del viñedo; de noche, la experiencia culmina con el cielo estrellado entrando a la habitación. El lujo está en el silencio y la buena compañía.

Más inspiración en (www.camperahotel. com).

Un espacio íntimo se esconde entre montañas y árboles de amate gigantes en Malinalco, Estado de México. Cada cabaña en esta región de Wander Cabins descansa frente al río y ofrece acceso privado al cauce, cama queen, baño propio, ducha caliente, mininevera, estufa, vajilla, mesa de picnic, fogata con parrilla y leña lista.

El entorno se complementa con masajes, sauna, jacuzzi artesanal bajo las ramas, rappel, senderismo, cine al aire libre y rutas de mezcal con visita a alambique, temazcal y baños termales.

Para ocasiones especiales se pueden pedir kits románticos, desayunos a la cabaña, picnic con vino y tabla de quesos o paquetes de s'mores junto a la hoguera.

 También hay opciones de cerveza artesanal, cápsulas extra de café y asados listos para preparar.

Aquí, cada detalle está pensado en regalar calma.

Más inspiración en (wandercabins.mx).

A pocos minutos del Santuario de las Luciérnagas en Nanacamilpa, Tlaxcala, las tiendas tipo safari de Glamping Octli reinventan el descanso en clave boutique.

Con cama matrimonial, luz cálida y detalles tradicionales, cada espacio es íntimo y seguro: el bosque arrulla de noche y los primeros rayos se filtran al amanecer.

Afuera, la hospitalidad se saborea sin prisa: cenas románticas junto a la fogata, restaurante con platillos locales, café de cortesía, concierge, estacionamiento y ambiente pet friendly.

La experiencia va más allá del espectáculo natural: temazcal prehispánico, catas de pulque, recolección de hongos en temporada y fogatas privadas con antojos caseros. Para ocasiones especiales, un set romántico convierte la noche en recuerdo único, perfecto para celebrar lo esencial: naturaleza y compañía.

Más inspiración en (www.glampingoctli.com).

En el Pueblo Mágico de Zacatlán de las Manzanas, Puebla, los domos transparentes de Kuppel Camp se asoman a la Barranca de los Jilgueros y regalan noches bajo un cielo que, en instantes, se enciende con miles de estrellas.

 Cada unidad ofrece cama confortable, baño privado, terraza de madera y fogatero; los ventanales panorámicos abrazan pinos, oyameles y el murmullo del viento.

Es un retiro de montaña para reconectar con lo esencial: aire fresco, sabores locales y un silencio reparador. La experiencia mantiene su libertad: no hay restaurante en sitio, por lo que puedes llevar tus propios alimentos y cocinarlos en la cocina equipada.

En las áreas comunes hay juegos infantiles y columpios. Algunas habitaciones añaden jacuzzi o mirador privado. Un refugio donde la naturaleza y comodidad comulgan.

Más inspiración en (kuppelcamp.com).

Texto: Argelia Maupomé.

Fotos: Cortesía.

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