La vida que dejamos atrás la hicimos a la par que otros millones, y probablemente habrá otros tantos millones haciéndola igual ahora mismo
Días santos
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
5 MIN 00 SEG
Uno tiende a creer que el pasado es cosa personalísima, y, por tanto, que lo vivido en él no solo no habría podido experimentarlo nadie más entonces, sino tampoco -mucho menos- ahora mismo o en el futuro. Nos imaginamos, sin más fundamento que la indeliberada aceptación de nuestras inercias, como resultantes de un conjunto de circunstancias irrepetibles para cualquiera. En una mínima medida así es: de otra forma, no podríamos ser individuos ni hallar, por tanto, un sentido a nuestra existencia (que es trágica porque es única, me hizo ver un profesor de filosofía en la prepa y es hora en que no termina de caerme el veinte). Pero, en realidad, la vida que dejamos atrás la hicimos a la par que otros millones, y probablemente habrá otros tantos millones haciéndola igual ahora mismo, sin que lo sospechemos -hay cosas que jamás necesitamos sospechar, seguramente.