La diplomacia científica, como sostienen expertas y expertos en la materia, es un concepto en construcción; en términos generales, se refiere al conjunto de colaboraciones de carácter científico, tecnológico, académico y de innovación, a nivel bilateral y multilateral, que contribuye al logro de distintos objetivos: solucionar problemas comunes que afectan a comunidades y naciones, estrechar las relaciones internacionales, y fortalecer la gobernanza multinivel (Roig, 2020; Instituto Matías Romero, 2020).