OPINIÓN

Discriminatorio

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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Di la verdad y luego échate a correr. En ese trance me veo yo este día, pues mi artículo se apartará en forma flagrante de lo políticamente correcto. Tal cosa no me inquieta: he aprendido que en general lo políticamente correcto es muy incorrecto y muy impolítico. Por eso digo con toda claridad, sin rodeos ni reticencias, que no estoy de acuerdo con eso de que las candidaturas a ciertos puestos públicos -los gobiernos de los estados, por ejemplo- se otorguen tomando en consideración si quienes aspiran a esos cargos tienen pene o vagina. Según sé, estos órganos no se usan en las tareas de administración, y pienso que esa política, aparentemente paritaria, constituye en verdad una doble discriminación, pues cuando la candidatura le corresponde a un hombre se discrimina a todas las mujeres, y cuando le toca a una mujer todos los hombres son discriminados. Sé que la mujer ha sido objeto de inequidad en prácticamente todos los aspectos de su vida, pero siento que en cuestiones de política está ahora en condiciones de igualdad con el hombre. Posee su misma preparación y tiene las mismas oportunidades de participación. Numerosas candidatas ha habido a la Presidencia de la República, y no son pocos los estados del país que actualmente son gobernados por mujeres. Así las cosas pienso que eso de hacer que en cosas de gobierno una vez le toque a un hombre, y la siguiente a una mujer, es algo propio de país subdesarrollado y constituye un acto discriminatorio por parte de quienes han sufrido discriminación. Para el desempeño de un puesto público se deben tomar en cuenta las aptitudes de la persona, su capacidad, su inteligencia, su trabajo, su honestidad, su vocación de servicio. Las candidaturas se deben ganar por lo que se tiene en el cerebro y en el corazón, no por lo que se tiene en la entrepierna. Ojalá esta última frase me la pongan con letritas azules, pues ciertamente es merecedora de esa distinción... Terminó el ardiente acto de pasional amor concupiscente en la habitación número 210 del Motel Kamawa. El galán se volvió hacia su pareja y le pidió: "Anda, no seas tímida. Dime cómo te llamas"... El cirujano le indicó al paciente al que había operado esa mañana: "No fume, no beba, no salga con mujeres ni se desvele con amigos". Preguntó el hombre, atribulado: "¿Por cuánto tiempo, doctor?". Respondió el facultativo: "Hasta que acabe de pagarme la operación"... Oscura era la noche, y en aquel apartado barrio las luminarias del servicio público brillaban por su ausencia. El jefe de la comuna había prometido en su campaña que no habría poste de la ciudad sin su respectiva lámpara. No puso lámparas, pero quitó postes. La linda chica pasó por su novio en su coche. Subió él y de inmediato la hizo objeto de ardientes besos y febricitantes caricias que no son para ser aquí descritas. Le dijo ella: "Espera, Libidiano". Preguntó él respirando con agitación: "¿A que estemos en tu departamento?". "No -replicó ella-. A que dejemos en su casa a mis papás, que están en el asiento trasero"... El padre Arsilio felicitó a unos casados: "Me dicen que son ustedes una pareja de felices esposos". Precisó el marido: "Yo soy el esposo, ella es la feliz"... En el sillón grande de la sala el hombre y la mujer estaban entregados a una febril acción copulativa. De pronto ella le preguntó a él: "¿Alguna vez has vendido aspiradoras?". "No, nunca" -respondió él, extrañado por esa insólita pregunta. "Pues empieza ahora -le indicó la mujer-. Acaba de entrar mi marido"... FIN.