OPINIÓN

Un mínimo error de cálculo, una reacción apresurada se vuelven filos de la navaja

El Gran Juego

Jorge Volpi EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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Oscar Wilde dijo que la guerra es como el amor: fácil de empezar, difícil de terminar y nunca puedes saber adónde habrá de llevarte. Si esta frase se ha verificado una y otra vez, en nuestra época se vuelve todavía más relevante: el mundo se halla más interconectado que nunca, convertido en un sistema complejo -o caótico- donde una pequeña causa es capaz de generar enormes e imprevistas consecuencias, y donde una acción en contra de un enemigo puede revertirse con facilidad. Hasta el final de la Primera Guerra Fría (1945-1991), las grandes potencias todavía podían asumirse más o menos autosuficientes, centradas en sus respectivas áreas de influencia; desde entonces, la globalización económica y financiera ha ligado hasta los rincones más lejanos, con apenas algunas excepciones.