El Pájaro
Roberto Zamarripa EN MURAL
La última vez que Gabriel Orozco (Xalapa, 1962) colaboró con un gobierno mexicano fue en el sexenio de Vicente Fox cuando construyó la ballena monumental de la Biblioteca "José Vasconcelos".
Construida con un esqueleto encontrado en Isla Arena, Baja California Sur, la mole quedó colgada en la biblioteca. Orozco explicó que la ballena ayudaría a comunicar, con arte, distintas cosas sobre la naturaleza y la sociedad. Al final, el objeto sería un puente de conocimiento de la naturaleza con lo contenido en la biblioteca. Le llovió y también le prodigaron elogios.
Entonces se decía que Orozco era un artista consentido por el régimen foxista. Por el proyecto de la ballena le pagaron 3 millones de pesos. El artista había cosechado éxitos en los noventa despuntando en Estados Unidos y Europa como un artista innovador, provocador, deslumbrante. El foxismo quiso prenderse de su aureola cuando a Orozco eso parecía tenerlo sin cuidado.
Ahora Orozco será la cabeza creativa de la intervención del Bosque de Chapultepec para convertirlo en una zona vital para la Ciudad de México desde lo ambiental, lo cultural y de convivencia social.
No cobrará un centavo, ha dicho. El ambicioso proyecto puede marcar a la ciudad en el sexenio y tocar a Orozco como un artista que retribuye y construye.
Dentro de las distintas polémicas que le han perseguido, a Gabriel Orozco le reprochan su ausencia de significados, su distancia con México o la elusión de compromisos sociales o políticos.
En El Pájaro para principiantes, Damián Ortega dibuja mejor que nadie a Gabriel Orozco para desarmar esos anatemas. Su minibiografía ilustrada publicada en el libro Gabriel Orozco, editado en el 2000 por el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y Conaculta, destaca que el artista plástico realiza sus obras "sin el deseo de educar, lanzar una consigna, convencer o llegar a una meta y a favor de un arte indeterminado que provoque en el espectador el deseo de concluir la obra con su interpretación. 'El Pájaro' (como le apodaban en la adolescencia) desata una investigación objetivada por la participación del espectador".
Gabriel Orozco se fue de México como signo de la premonición. El país no le iba a dar lo que requería y se fue antes de asfixiarse. Coronó muy pronto en el extranjero.
Su generación ha sido pródiga en creadores, donde él fue vanguardia de los errantes. Baste ver a los cineastas Alfonso Cuarón o Guillermo del Toro quienes igualmente salieron del país para triunfar y poder ser reconocidos en México como íconos culturales.
Que Gabriel Orozco haya decidido encabezar una intervención urbana, cultural y ambiental tan compleja como atractiva le dibuja como una personalidad que entiende su tiempo y que no regatea posibilidades ni de creación ni de compromiso.
Orozco concibe el renacimiento de Chapultepec como un proceso de la mano de habitantes de las zonas afectadas (las barrancas de la Tercera Sección) y por los usuarios del lugar que habrán de darle sentido a la jerarquía, distribución de objetos y la funcionalidad de los espacios.
El proyecto busca, según Orozco, "trabajar en cada zona con mucho cuidado, con mucha economía y mucha precisión, para que no haya desperdicio de un solo centavo y cada infraestructura, tanto urbana como ecológica, tenga una razón de ser y termine siendo autosustentable, produciendo oxígeno, cultura, y sea una parte fundamental de nuestra vida cotidiana y su posible supervivencia".
Orozco, en su obra, en su vida, ha trabajado mucho en la búsqueda de contactos, de puentes, de entrelazados.
Así la obsesión por que la ballena de la Vasconcelos conectara conocimiento y ahora por el dilema de enlazar las zonas de Chapultepec que separa el Periférico. Cómo hacer ahí puentes amables y eficientes para la mujer que lleva a un niño rumbo al parque o el anciano que camina con dificultad.
Lo suyo parece ser un vínculo generacional con el país que dejó hace 30 años y el que quiere que renazca. Un puente de la ausencia; un tramo faltante en la reconciliación de nuestra historia.

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ROBERTO ZAMARRIPA DE LA PEÑA.- Periodista. Egresado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Ha sido reportero y editor. Cronista. Especializado en temas políticos. Es autor del libro "Sonora 91, Historia de políticos y policías". Crónicas suyas están incluidas en la antología "El Fin de la nostalgia" y "Enviados Especiales".