Con la llegada de las herramientas de
inteligencia artificial (IA) al alcance de cualquier persona, y con ello la capacidad de generar contenido escrito, sonoro o visual, se abre una oportunidad para potenciar nuestra forma de
comunicarnos. Pero también sucede lo contrario, estas tecnologías pueden usarse para
desinformar, imponer agendas políticas, económicas y sociales, e influir en las decisiones de las personas.