Las empresas familiares son como las raíces de la economía mexicana. En México, son un verdadero pilar económico y social. Sin embargo, enfrentan barreras crecientes: impuestos en tres niveles, inflación, aranceles y una burocracia compleja que frena su desarrollo. Estas empresas, muchas veces sin estructuras sofisticadas, luchan por mantenerse competitivas y sobrevivir de generación en generación. Son como las raíces de un gran árbol. Invisibles pero esenciales. Si el suelo se envenena con obstáculos, el árbol entero -la economía- comienza a tambalear.