Entre tierras volcánicas y cielos abiertos, Cantona, en Puebla, se revela como una urbe fortificada del altiplano. Con 24 Unidades Arquitectónicas, calzadas empedradas, conjuntos residenciales, 27 juegos de pelota y un trazado único en Mesoamérica. Su nombre náhuatl, caltonal -casa del sol-, resuena entre templos de obsidiana, plazas cerradas y estructuras que dominan el horizonte. En esta época, el clima seco y la atmósfera silenciosa permiten al viajero conectar con la naturaleza.