OPINIÓN

Ignorados

Manuel J. Jáuregui EN MURAL

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Claramente estamos viendo, amigos lectores, el porqué nuestra economía en lugar de crecer se contrajo en el primer trimestre del año. El sistema Morena simplemente no pela, no le importan, no considera ni atiende las observaciones y las peticiones de los creadores de empleos en México.

Ello pese a los -cuando menos- dos Consejos empresariales que presuntamente fueron creados para asesorar al Gobierno en cómo lograr hacer crecer nuestro PIB al 4 por ciento. Fácil sería -teóricamente- si estuviéramos del lado positivo, pero ya andamos en territorio negativo: una vez metidos en el hoyo negro de la contracción/desinversión/pérdida de empleos/contracción del consumo, somos como un avión embarrenado, para sacarlo es más complicado.

Ahora, encima de todo, Morena echó a andar su aplanadora y pasó por el Senado sin cambio alguno una Ley del Trabajo que favorece desmesuradamente a los líderes sindicales, quienes podrán estallar huelgas a su antojo, sin tomar en cuenta a la planta trabajadora.

El Presidente controla a los líderes sindicales (Napo viene a la mente, rescatado del exilio por voluntad presidencial) y ellos a su vez tendrán el poder de vida o muerte sobre las empresas. Esto literalmente, ya que en el sector exportador basta con que haya demoras en las entregas para que se pierda el mercado frente a la fiera competencia de los BRICS.

Para todo fin práctico existe el potencial -cumplido ya en Tamaulipas- de un estrangulamiento a la planta productiva nacional, hecho posible por esta nueva ley que anula los legítimos derechos de los trabajadores y de los creadores de empleos. Con este marco legal laboral aprobado sin tomar en cuenta al sector empresarial, representado por las diferentes cámaras que elevaron, cuando menos, diez observaciones que desde su punto de vista y en defensa de sus legítimos intereses tornaban inadecuada la nueva ley, se ha creado una barrera para la inversión y la creación de empleos. ¡Justo cuando más se necesitan!

Pese a todos sus problemas, cánceres, ineficiencia, corrupción, vicios y escollos, México ha funcionado porque se habían logrado conciliar los diferentes intereses de los factores de la producción: sobre todo entre el capital y la mano de obra. Esta nueva Ley rompe con un equilibrio de décadas, inclinándose a favor de los líderes afiliados a un sistema de control similar al que existió en el viejo México durante el Reino de los "Cinco Lobitos" (¿alguno se acuerda de Fidel Velázquez?). Todo indica que esos tiempos del sindicalismo charro, de las extorsiones para evitar huelgas y etcétera, volverán. Y, hasta eso, crecidos y aumentados.

Sentimos que la forma en que fueron ignoradas sus peticiones coloca al sector privado y a sus empresarios en un serio predicamento. ¿Qué les queda si el sistema, los Poderes Legislativo y Ejecutivo, no los escucha para nada? ¿Qué y cómo negocian lo que viene si ya no tienen voz? ¿Cómo se quitan los palos que les han dado si -de facto- han dejado de ser en el País un factor político a escuchar?

¡Ello sin tomar en cuenta los palos que vienen! ¿Como cuáles? Nuevos impuestos, energía más cara, mayor escrutinio burocrático (SAT, Semarnat, etc.) y, por supuesto, un entorno hostil a la inversión, con tasas de interés muy elevadas y falta de estímulos.

Todo lo anterior en un ambiente político divisivo, pleitista, promotor de la lucha de clases que en lugar de unir al País lo polariza y -como afirmó el Wall Street Journal- uno en el cual se gobierna en base a la intimidación. Si a las voces prudentes, sensatas, serias que siempre susurran y jamás gritan, como la de Carlos Salazar Lomelín, del CCE, no las pelan, ¿entonces a quién? Si calladitos y prudentitos los mandan a la goma, ¿qué sigue? ¡Gritos y sombrerazos! ¿Irnos por el camino de Venezuela?

Nadie en su sano juicio desea algo así. ¡Entonces, legisladores, escuchen, atiendan y resuelvan las razonables peticiones del sector privado! No pueden ignorarlos y al mismo tiempo pedirles que inviertan y generen empleos para crecer al 4 por ciento. Con la actitud demostrada con el tema de la Ley Laboral no lograremos ni siquiera ¡la cuarta parte del 4 por ciento!