Nada es hasta que se completa. Nada existe mientras no estén integradas -y operando- todas las partes esenciales del conjunto que le conforma. El mismo matrimonio -sagrada institución que da pie a la célula de la sociedad que es la familia- se anula y deja de ser válido si no es consumado cabalmente. Algo llega a ser cuando se cumplen por completo los requisitos fundatorios, las normas de operación y los términos finos del caso.