Para hablar de niveles de lectura, casi siempre se recurre a la tasa de libros leídos al año, índices de ventas, resultados de pruebas estandarizadas, cantidad de bibliotecas por habitante o librerías por kilómetro cuadrado. Los índices son útiles, pero no definitivos. Lo interesante no es el crecimiento cuantitativo sino la calidad de los encuentros entre el libro y sus lectores.