Tanto en mi mesa como quizá en la tuya, se ha ahondado en Jorge Mario Bergoglio. La muerte de semejante mar de persona no solo permite, sino invita, a navegar el océano de su legado, su enseñanza, su caminar. En el vaivén de dichas conversaciones se recuerda su saludo inicial como Pontífice; su sotana blanca, cruz pectoral de plata y zapatos negros, austero, sencillo, tipazo.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.