Fosas clandestinas dentro de viviendas o debajo de concreto, cadáveres en canales, personas mutiladas y hasta sepulturas ilegales dentro de panteones, así buscan los delincuentes ocultar los homicidios y sepultar la posibilidad de justicia.
De acuerdo con el investigador en temas de seguridad de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Rubén Ortega Montes, los métodos del crimen no solo provocan dolor en la sociedad, sino que causan impunidad y crisis como la forense.
"Le pudiéramos nombrar que los delincuentes utilizan la teoría del caos. Cuando tú provocas un caos, los organizados son los que mejor salen dentro de ese caos, mientras todo mundo está peleando, a ellos les está funcionando su empresa", explicó.
El 16 de agosto, el colectivo Madres Buscadoras de Jalisco localizó restos humanos en un área sin tumbas dentro del Panteón de San Sebastianito, en Tlaquepaque.
Mientras familiares de personas desaparecidas insisten en que son víctimas de homicidio, pues tienen los ojos vendados o están amarrados, la Fiscalía aseguró que también investiga movimientos para reventa de tumbas.
Otra forma que han encontrado los delincuentes es dejar los cadáveres de sus víctimas en canales que recorren parte de la Zona Metropolitana de Guadalajara, pues así no se descubre dónde ocurrió el asesinato.
MURAL publicó que entre el 15 de marzo y el 28 de diciembre de 2024 hubo seis cadáveres localizados en el canal de la Calle Nardo y sus alrededores en El Salto.
Asimismo, en febrero de 2022, con la llegada del colectivo Madres Buscadoras de Sonora a Jalisco, familiares de personas desaparecidas hallaron fosas en casas de Lomas del Sur, Villas de San Sebastián y Chulavista, en Tlajomulco; los cuerpos estaban en los patios y las buscadoras tuvieron que romper concreto para sacarlos.
Otra forma es desaparecer los cuerpos en ácido, como ocurrió -según la Fiscalía de Jalisco- con los estudiantes de cine Marco Francisco García Ávalos, Jesús Daniel Díaz García y Salomón Aceves Gastélum, privados de la libertad el 19 de marzo de 2018.
A Ivonne Gutiérrez le llegó información anónima acerca de que el cuerpo del padre de su hija, José Alfredo Carrillo Orozco, podría estar en Presa La Quemada, en Magdalena, donde fueron colocados cocodrilos.
Los delincuentes también han dejado perros muertos cerca de cuerpos para complicar su localización.
En abril de este año fue sentenciado J. Dolores "N" por la desaparición de dos hermanas en El Salto, aunque se le liga con más desapariciones; la Fiscalía detectó que dejaba animales encima de sus víctimas.
En octubre de 2020, una fosa clandestina fue localizada en el Fraccionamiento Los Sabinos, en El Salto. Los delincuentes colocaban el cuerpo en una excavación, luego echaban tierra encima y después cemento.
Una práctica similar sucedió en Las Agujas, en Zapopan, donde criminales utilizaron un espacio en construcción para sepultar más de 270 bolsas con los restos de al menos 60 personas. El sitio fue descubierto en febrero.
Para el investigador Rubén Ortega Montes, la impunidad en estos delitos y la falta de investigación por parte de la autoridad abonan a estas prácticas.
"¿Cómo vas a enfrentar al hampa si no te adelantas en pensar qué pueden hacer? No solamente es la inteligencia, es la información, también tiene que ver con cómo actuar, cómo enfrentarlos, cómo confrontarlos, cómo prever la manera en la que van a actuar para poder estar, cuando menos, cinco minutos delante de cada acción", expuso.