El egoísmo y el miedo se complementan. Van de la mano, protegiendo y moldeando en distinta intensidad y forma a todas las personas. En dosis adecuadas, aportan una magnífica combinación de remedios para adaptarnos al entorno y salir adelante ante los peligros del mundo. Por desgracia, esta mezcla suele salirse de proporción, infectarse e inflamar el volumen de sus componentes, lo que deriva en fiebres y delirios mentales en quienes se dedican a acumular poder y riqueza sucios, a cualquier precio, a costa de la vida de quien sea, por la ruta que resulte más rápida y rentable, sin importar los daños directos y colaterales presentes o futuros.