OPINIÓN

Poder absoluto

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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La noche estaba estrellada, y tiritaban, azules, los astros a lo lejos. Frente a la ventana de la suite nupcial la novia veía, embelesada, la bóveda celeste. En el lecho su maridito la aguardaba, ansioso. Le preguntó, trémulo de emoción: "¿No vienes a mis brazos, vida mía?". "No -replicó ella-. Mi mamá me dijo que ésta será la noche más hermosa de mi vida, y no quiero perderme ni un instante". (¡Ingenua joven! Este cuento ha de ser de finales del siglo antepasado o principios del pasado)... La pregunta que en seguida haré sonará ruda, incivil y -no dudo en decirlo- majadera. ¿Qué chingados quiere López Obrador? Quiere el poder absoluto, no lo ignoro. Pero ¿para qué? Para heredarlo a su hijo, dicen. Y su hijo ¿para qué lo quiere? No he advertido en AMLO ni en Andy un concepto claro de lo que conviene al país. La ayuda que a los pobres dio el cacique de la 4T, y que a través de su personera sigue dando, obedece más a un interés político que a un sincero sentido de la compasión. El mismo demagogo definió como mascotas a quienes integran el pueblo bueno y sabio. Hago aquella pregunta sonorosa porque el régimen va ahora contra el INE a fin de convertirlo en un instrumento más al servicio del Estado, y sin intervención ya de la ciudadanía. Las inmoralidades que en materia electoral se le han adjudicado a Bartlett se quedan cortas ante la destrucción de ese Instituto que alguna vez fue baluarte de la democracia y ahora agoniza ante los embates de un sistema que ya ni siquiera se cuida de usar máscara, sino que abiertamente lleva a cabo reforma tras reforma de las leyes para afincar con mayor profundidad y fuerza su voluntad dictatorial. Pido disculpas a mis cuatro lectores -eso de "ofrezco una disculpa" es artificioso circunloquio- por la manera en que pregunté acerca de las intenciones de AMLO, bajo cuya consigna se han llevado a cabo las reformas que anularon la democracia y la justicia en México, y que ahora amenazan la libertad y los derechos de los ciudadanos. Hay veces, sin embargo, en las cuales, como dice el proverbio popular, más vale una colorada y no cien descoloridas. O, para usar otra expresión similar: "Mejor un '¡Cabrón!' a tiempo que sermón mal deletreado"... Don Acisclo pasó unos días con su esposa en un hotel de playa. Al hacer el check out la cuenta era exorbitante. "¿Por qué tan cara la habitación?" -preguntó molesto. Respondió el encargado: "Es lo que cobramos por un cuarto con jacuzzi y bar privado". Opuso el huésped: "Pero no usé el bar privado, ni el jacuzzi". "Porque no quiso -replicó el otro-. Pero el jacuzzi y el bar ahí estaban". Don Acisclo tuvo una ocurrencia que le pareció genial: "En ese caso me veré obligado a cobrarle 5 mil pesos por haberle hecho el amor a mi esposa". El otro se sobresaltó: "No hice eso". Y don Acisclo, con triunfal acento: "Porque no quiso. Pero mi esposa ahí estaba". Aturrullado, el de la recepción le hizo un descuento sustancial. Tan satisfecho y orgulloso quedó el señor por su estratagema que la siguiente vez que se repitió el caso volvió a usarla. Le dijo al recepcionista: "En ese caso me veré obligado a cobrarle 5 mil pesos por haberle hecho el amor a mi esposa". El joven y guapo empleado enrojeció. En voz baja le dijo a don Acisclo: "Se los pagaré, señor, pero no haga escándalo, soy nuevo en el empleo y me pueden despedir"... FIN.