OPINIÓN

Los gobernadores no tienen ni la capacidad ni la voluntad para combatir al crimen organizado, pero el gobierno de la República los ha marginado

Policialización militar

David Gómez-Álvarez EN MURAL

3 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
El gobernador Alfaro se queja, y con toda razón, de que no lo avisan de los operativos militares en Jalisco. A diferencia de los gobernadores oficialistas de Morena, que se tienen que quedar callados, entre los mandatarios de oposición que quedan en el país, Alfaro es el único que ha levantado la voz. Para la mayoría de los gobernadores y alcaldes del país, la militarización ha tenido repercusiones tan impredecibles como desastrosas. Los violentos episodios del crimen organizado ocurren en el territorio, desestabilizando sobre todo a las ciudades. Estos trágicos sucesos no afectan directamente a Palacio Nacional ni desquician la Ciudad de México. Incluso, son desestimados por el propio Presidente y los altos mandos del Ejército como "narco mercadotecnia", mientras que los gobernadores y alcaldes tienen que lidiar con muertos, heridos e incendios.