Pocos saben, pero el Rey Midas, ese que todo lo que tocaba lo convertía en oro, tenía un hermano que se llamaba Sadim y su talento era exactamente opuesto al de su hermano: Sadim tocaba el oro y lo convertía en piedra. Obvio, nadie se le quería acercar, pues "dones" como el de Sadim era mejor evitar.