Súper Papa
Manuel J. Jáuregui EN MURAL
Y vaya que tenemos Papa: demostrando con hechos su solidaridad hacia los destituidos, los perseguidos, los abandonados, el Papa Francisco acaba de hacer una considerable donación material para ayudar y apoyar a los integrantes de las caravanas centroamericanas que han encontrado en México refugio, tras ser rechazados por Estados Unidos.
A través de los Obispos mexicanos, las comunidades que les han dado asilo a los migrantes para rescatarlos del peligro que corren en su peregrinaje en pos de una mejor vida recibirán apoyo material para ayudarles a cubrir sus necesidades de alimento, albergue y medicinas.
Serán un total de 27 proyectos en cuando menos 16 Diócesis las que recibirán alrededor de 10 millones de pesos provenientes de las arcas del Vaticano.
En el anuncio, el Papa Francisco afirmó: "En los últimos meses miles de migrantes han llegado a México, después de haber recorrido más de 4 mil kilómetros a pie y por medios improvisados desde Honduras, El Salvador y Guatemala.
"Hombres y mujeres, a menudo con niños pequeños, huyen de la pobreza y la violencia, con la esperanza de un futuro mejor en Estados Unidos. Pero la frontera de Estados Unidos permanece cerrada para ellos".
El anuncio del Vaticano menciona seis caravanas integradas por cerca de 75 mil personas rechazadas en la frontera y que han sido acogidas por comunidades mexicanas, cuyas congregaciones recibirán la ayuda papal.
Con anterioridad, el Papa Francisco ha condenado las políticas migratorias inhumanas implementadas por el Presidente Trump diciendo en una ocasión reciente: "Aquellos que construyen murallas acabarán siendo prisioneros de sus propios muros. Así es la historia".
El Papa no sólo predica con la palabra, sino ahora con los hechos, dando así un ejemplo insuperable de compasión, solidaridad y actitud cristiana para quienes son expulsados de sus países por la inseguridad, el hambre y la falta de oportunidades para progresar.
De pasada consolida el Papa su bien ganada reputación de ser un hombre que de palabra y hecho, literalmente, camina en las sandalias del pescador y exhibe por los pobres la misma entrega a su favor sobre la cual está cimentada la Iglesia que de sus enseñanzas construyó Jesús, el Nazareno.
Muy apropiada medida la del Papa Francisco, considerando la época, justo en Semana de Pascua cuando el cristianismo mundial celebra la resurrección de Jesucristo.
Por supuesto que para un narcisista racista, xenofóbico y moralmente vacío como este tal señor Trump la censura del Papa, vicario de Dios en la tierra, le vale una pura y dos con sal.
Valores como la compasión, la solidaridad humana, la empatía con quienes han visto la vida propia y de sus hijos trastocadas por el hundimiento en un marasmo de Estados fallidos en Centroamérica, a consecuencia de dictaduras corruptas, o la violencia generalizada y brutal de organismos como las maras salvatruchas, no existen.
El "liderazgo" del Señor Trump -si de alguna manera se le puede llamar- es a base de generar miedo, de inventar enemigos, de asustar, intimidar, bulear, amenazar y aplastar con ordenamientos presidenciales al margen de la Ley, solapados por una acobardada y moralmente decadente mayoría republicana en el Senado que ha tolerado todo tipo de vejaciones a los valores democráticos alguna vez abanderados por Estados Unidos, ello con tal de conservar el poder.
Pagando, además, un precio enorme: la pérdida del prestigio y de la autoridad moral que por apegarse a valores superiores, alguna vez desplegó en el mundo Estados Unidos.
Precisamente para evitar crisis humanitarias como la que estamos viviendo fue que en 1961 el Presidente norteamericano, John F. Kennedy, formuló la alianza para el progreso, un visionario programa de ayuda impulsado por Estados Unidos para estimular, fomentar, apoyar y generar el desarrollo económico en América Latina.
La clase política de aquella época entendió que la única forma de evitar en las Américas la desigualdad y zanjar la brecha del desarrollo y el subdesarrollo era estirando, estimulando y ayudando a los países rezagados hacia el desarrollo.
Triste y lamentable que la actual clase política norteamericana haya olvidado y descartado la visión progresista de Kennedy (y Reagan y Clinton) para retroceder a la era del garrote Grande de Teddy Roosevelt.
Y mientras: ¡Gracias por el hermoso ejemplo, Papa Francisco!

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