¡Superávit!
Manuel J. Jáuregui EN MURAL
Para que no nos canten "El Venado" y nos tilden de ojisméis que "pensamos distinto" y que por nuestra culpa llegaron los españoles y luego los franceses, vamos a reportarles hoy, amigos lectores, también las buenas y no nada más las pifias: México obtuvo un admirable superávit comercial con Estados Unidos en enero, equivalente al 6.7 por ciento registrando a su favor la nada despreciable suma de 5.7 mil millones de dólares.
O sea que México exportó hacia Estados Unidos esa cantidad por encima de lo que importó de este país en enero del 2019.
Con ello hila nuestra industria, nuestra economía, 27 meses consecutivos con avances superavitarios en nuestra balanza comercial a tasa anual.
La noticia es más que buena, pues indica que seguimos penetrando exitosamente el mercado de nuestro principal socio comercial y que la demanda dentro de los Estados Unidos por los bienes que producimos sigue fuerte.
Les seremos bien sinceros, amigos, este dato sólido contradice una percepción equivocada que abrigábamos y ésta era que la economía norteamericana había dado el frenón y arrastrado a la nuestra.
Los datos demuestran que no: la economía de Estados Unidos aparentemente sigue sólida y demandando nuestras exportaciones con una impresionante voracidad.
Bendito Dios estuvimos errados en nuestro "feeling" el cual rueda por los suelos ante la infalible estadística.
El hambre económica del mercado norteamericano rivaliza con la de un Niño Dios, esto es, un niño "dihospicio".
El sector exportador mexicano, pues, se muestra fuerte, no hay en él -todavía- despidos o contracción.
Obvio es que esta buena nueva, al mismo tiempo que nos imprime júbilo, igualmente nos presenta un formidable reto: ¡asegurarnos de que las exportaciones se mantengan, que siga creciendo la economía exportadora que no sólo genera empleos internamente, sino también divisas!
Ahí como lo ven de sólido no se requiere mucho veneno para matar a la gallina de los huevos de oro: con un "Napito" suelto y vitaminado más que sobra.
Si la Secretaría del Trabajo continúa permitiendo huelgas ilegales, si sigue atizando el fuego de la inconformidad laboral, en un estornudo el superávit se tornará en déficit.
Ello aunado al hecho de que se ahuyenta la inversión extranjera si en México se desamarra al diablo del sindicalismo extremoso.
Parar, esto es, cerrar las fábricas por presiones sindicales es un mal negocio para todos: en estas tácticas no hay gane para nadie (quizás sólo para los líderes charros, cuya agenda es agitar con fines aviesos), y sí queda como estela un camino de destrucción en la planta productiva, en el crecimiento económico y en el bienestar de los trabajadores.
En suma, este superávit que hoy celebramos es resultado de una cierta estabilidad y equilibrio entre los factores de la producción que se ha guardado durante -cuando menos- los últimos 29 años.
Por lo mismo, y si la idea es seguir exportando más de lo que importamos, deben nuestras autoridades ponerle atención a este fenómeno de las huelgas ilegales que ha surgido en nuestro México y que amenaza con romper el precario equilibrio que se había mantenido -y ayudado al País a crecer- por un buen tiempo.
Cierto que el crecimiento logrado no ha sido el suficiente, hemos crecido a un ritmo más bien mediocre del 2 al 2.5 por ciento.
Dicho esto les diremos también que siempre será preferible crecer aunque sea al 2.5 por ciento que estar en un -1.5 por ciento; del crecimiento moderado siempre se puede acceder al crecimiento acelerado (4 a 5 por ciento), pero salir del barranco de una contracción resulta bastante más difícil.
Por ello, modesta y humildemente sugerimos a nuestras autoridades, al Supremo Politburó, que hagamos un esfuerzo por cuidar lo que tenemos.
Sólo a partir de la estabilidad puede haber crecimiento, a partir de la turbulencia nada se puede. Calmen las aguas, pues.

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