Tomar rehenes es una de las más atroces canalladas de terroristas y criminales; es un acto de crueldad extrema que pulveriza los derechos esenciales de las víctimas, convirtiéndolas en objetos de intercambio y negociación o en escudos humanos contra todo tipo de armamento o argumento. Tomarlos es usar como blindaje extremo a la seguridad, la propiedad y la vida misma de personas inocentes, a fin de extorsionar, coaccionar, exigir, evadir o amenazar.