OPINIÓN

Ya sin el funcionario que sólo vino a empezar a arruinarlo, el Fonca sigue en vilo

Vacío enorme (y III)

LA MENOR IMPORTANCIA / José Israel Carranza EN MURAL

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La llamada Cuarta Transformación embistió contra el Fonca designando a un escritor para que lo dirigiera (habiendo gestores culturales de sobrados talentos y funcionarios con probada experiencia) e instruyéndolo -pues no cabe suponer que haya sido su sola inspiración la que lo movió- para que reestructurara el organismo de raíz. Esto quiere decir: habría que cambiar los modos de brindar apoyos a los creadores artísticos (individuos y agrupaciones), en virtud de ciertas figuraciones de lo que debería ser un aparato gubernamental cultural incluyente y democrático. Lo cierto es que, más que esas figuraciones, lo que prevaleció en esa intención del Secretario Ejecutivo del Fonca (o en quienes lo empujaron a tomar las medidas que empezó a tomar) fue la imaginación de que había dispendios injustificables (como los que supondría la organización de los encuentros de Jóvenes Creadores) y prácticas viciadas. O, sencillamente, los movió la gana de marcar su llegada con la ideación y la ejecución de nuevas políticas, acordes a los ímpetus que resuenan desde Palacio Nacional.