Para mí, y quizá para muchos, regalarle una botella de vino, licor, destilado o algo parecido a nuestra santa madre es complicado. Siempre será más fácil hacerlo a un hombre que a una mujer... a menos que hagamos como Homero Simpson, quien en el cumpleaños de Marge, su esposa, le regaló una bola de boliche, ¡aunque ella ni siquiera jugaba ese deporte! Y, para colmo, la bola ya traía impreso el nombre de Homero.
Tiene 26 años de experiencia, es sommelier por escuelas de Italia, España y México, y participa cada año como juez de concursos nacionales de vino. La docencia forma parte de sus actividades y ha incursionado en la creación de etiquetas.