Cuando había respeto para los mayores, se les ayudaba a cruzar calles, se les trataba con amabilidad; cuando se cuidaba de no soltar una puerta de vaivén como las de bancos, restaurantes, sin constatar que no viniera detrás otra persona y si era el caso, sostener abierta la puerta y permitir que aquel prójimo pasara; cuando era costumbre ceder la banqueta a mayores y mujeres.