En una mesa de café del Centro de Guadalajara, Hannah Arendt (HA) corrige el libro que dejó inconcluso antes de morir. Al verla, el Gobernador Pablo Lemus (PL), sobrado, como quien cree que sumar votos y hacer (o romper) mayorías es gobernar, no se resiste a detener su marcha para abrir un diálogo imaginario y presumir de operador político.