OPINIÓN

Elecciones manchadas

Bernardo González Mora EN MURAL

4 MIN 00 SEG

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El Presidente no está en la boleta, pero sí está en la elección. Seguramente todos los anteriores presidentes de la República que vivieron una elección estuvieron interesados en que los candidatos de su partido ganaran sus elecciones porque en ello iba en juego su propia fortaleza. De una u otra manera intervinieron en la elección, pero que yo recuerde ninguno lo había hecho en forma tan burda y descarada. En la hegemonía priista el Presidente en funciones elegía a su sucesor y cuidaba de proveerle de los apoyos para asegurar su triunfo. La excepción -quizás- fue Ernesto Zedillo, quien abandonó a su suerte al PRI, aunque no se abstuvo de decidir a sus dirigencias: cambió a Ortiz Arana por Ignacio Pichardo; entró a su relevo María de los Ángeles Moreno, luego llegó Santiago Oñate Laborde, a él lo sustituyó Humberto Roque Villanueva, a quien relevó José Antonio González Fernández y cerró en su periodo Dulce María Sauri. No hubo evidencia de que hubiera intervenido, de ahí el resentimiento del priismo hacia él, a quien se acusa de haber entregado la Presidencia al PAN con Vicente Fox.