OPINIÓN

Escalera perversa

Eduardo Caccia EN MURAL

4 MIN 00 SEG

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Me declaro en favor del mercado. No desde la ingenuidad o el fanatismo libertario, sino desde la convicción de que, con reglas claras, la competencia estimula el ingenio, premia la calidad y abre posibilidades. Pero toda libertad necesita contención, y el mercado no es la excepción. De un tiempo para acá, esa libertad se ha convertido en una trampa sutil: bajo el velo de mejora, muchos servicios degradan lo básico para encarecer lo esencial. Se impone así una lógica perversa donde lo que antes era digno ahora se vuelve precario, y lo que era exclusivo se vende como estándar. ¿En qué momento dejamos de ser clientes para convertirnos en recursos? ¿Qué dice de nuestra cultura que toleremos pagar cada vez más por cada vez menos?