OPINIÓN

Gentrificaciones

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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"Tengo una relación pecaminosa con un hombre casado". Eso le confesó Liriola al padre Arsilio. Impuso el sacerdote: "De penitencia reza ahora mismo 50 padrenuestros". "Que sean 25, señor cura -pidió la mujer-. Estoy citada con el hombre, y voy a llegar tarde"... Julieta le dijo a Romeo: "Ya sé que todavía no hay tele, pero no por eso tienes que estar toda la noche a duro y dale"... Nuestro país ha sido siempre hospitalario. Abre las puertas a quienes en otros países son perseguidos por causa de sus ideas políticas. En ocasiones, es cierto, hemos sentido impulsos racistas o de nacionalismo rastacuero, como los que llevaron al régimen de la 4T a la suprema pendejada de exigir a España y el Vaticano que se disculparan por los sucesos relacionados con la Conquista. Durante muchos años los antes llamados "gachupines" -aquellos "cejijuntos, barbicerrados y coñodicentes" que describió Salvador Novo- fueron objeto de acoso el 15 de septiembre por turbas que recién enteradas del tormento a Cuauhtémoc querían vengarlo, para lo cual atacaban los comercios propiedad de españoles. Sucedió que una noche del Grito algunos exaltados traían a mal traer a un hombre de tez clara, y lo iban a colgar de una farola. Clamó con desesperación el infeliz: "¡Señoges! ¡Yo no soy español! ¡Soy fgancés!". Y exhibió el pasaporte que lo acreditaba como tal. "Está bien, suéltenlo -sentenció el jefe de la chusma-. Vamos a dejarlo pal 5 de mayo". Con el paso del tiempo superamos esa inquina patriotera que únicamente conservan los ignorantes y quienes con sus descaradas solicitaciones de nacionalidad española confirman el viejo dicho según el cual más pronto cae un hablador que un cojo. Ahora los estadounidenses -"gringos"- afrontan esa inquina en la Ciudad de México, sobre todo en colonias como la Roma y la Condesa, por causa de la llamada gentrificación. Se les acusa de desplazar a base de billetazos en dólares a los vecinos originales de esas zonas, que por causa de la elevación en el precio de los alquileres se ven obligados a mudarse a partes alejadas y desconocidas para ellos. Inconveniente grande es ése que en ocasiones asume proporciones de desgracia. Desgraciadamente ese fenómeno deriva de la ley de la oferta y la demanda, tan ineluctable como la ley de la gravitación universal y con su misma indiferencia. El propietario de un departamento a quien un extranjero le ofrece el doble del alquiler que percibe de un inquilino local no pensará en nacionalidades, y dará en renta su propiedad al que le paga más por ella. "¿Y el patriotismo?" -le preguntaron a un comerciante de mi ciudad que les vendía vituallas a los soldados norteamericanos cuando la guerra del 47. Respondió, desconcertado: "Pos vieran que no lo vide". En efecto: poderoso caballero es don dinero, y no sabe de gentrificaciones... Babalucas quería vender su coche, pero pensó que iba a batallar para deshacerse de él, pues el odómetro, que así se llama el marcador de los kilómetros recorridos por el vehículo, mostraba más de 90 mil. Un amigo le recomendó a un mecánico que podía hacer retroceder la numeración. Efectivamente, el hombre puso el marcador en 10 mil. Una semana después el amigo se topó con Babalucas y le preguntó si ya había vendido el coche. "¿Por qué lo voy a vender? -replicó el pasmarote-. Apenas tiene 10 mil kilómetros recorridos"... El médico que examinó a don Acisclo, señor octogenario, se sorprendió al saber que su paciente hacía el amor todos los días, cada vez con una mujer distinta. Le indicó: "Eso es peligroso". "No lo es -opuso el veterano-. A todas les doy un nombre falso"... FIN.