Nada es fácil en la vida y si es fácil no se siente igual. Tigres tiene esa magia de hacernos sufrir en los partidos, pero la delicia al momento del silbatazo final; estadio desbordando de pasión, los cánticos de los Libres y Lokos, los jugadores saludando a la tribuna... cómo no emocionarse cada 15 días, cómo no amarlos.