Los hermanos
Guadalupe Loaeza EN MURAL
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Contar con el apoyo incondicional del hermano mayor proporciona seguridad, estabilidad, pero sobre todo, una autoestima bien encauzada. Esto es lo que sucede entre John y Robert Prevost, este último electo como el nuevo Papa. El primero vive, jubilado como docente y director de escuela, en New Lenox, el suroeste de Chicago, y el segundo ahora vive en Roma como el líder de la Iglesia Católica, con el nombre de León XIV. Lo que más le importa al hermano mayor es que el menor siga el legado de su predecesor, el Papa Francisco. "Eran muy buenos amigos. Se conocían antes de que él fuera papa, antes incluso de que mi hermano fuera obispo". (New York Times). Curiosamente estos dos hermanos acostumbraban hablar por teléfono todas las noches, son tan cercanos que no hace mucho, Rob, su hermano menor se alojó en su casa de New Lenox durante varias semanas. Incluso la víspera del cónclave, él y su hermano se gastaron bromas y compartieron recuerdos de sus travesuras de cuando eran niños. "Le pregunté si había visto la película Cónclave, para ver si al menos tenía una idea de cómo actuar", dijo John, quien en realidad quería distraer a su hermano menor de las tensiones que lo esperaban. En el fondo Rob no creía que sería el elegido, de hecho nadie de su familia más cercana lo pensaba, no se imaginaban a un Papa estadounidense, nacionalizado peruano, obispo de Chiclayo y menos a un Santo Padre, agustino. "Esto es surrealista", dijo John Prevost.

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Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores