OPINIÓN

Rencores obsoletos

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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Doña Coreta se quejó con lamentoso acento en la merienda de los jueves: "Pesqué a mi marido haciendo el amor". Una de las señoras la tranquilizó: "Casi todas las aquí presentes pescamos marido de ese modo"... Los nombres no los recuerdo; los versos no los olvido. En el Madrid de principios del pasado siglo dos intelectuales que tenían gran amistad entre sí riñeron por motivos baladíes. Amigos comunes, apesarados por esa disensión, organizaron una comida a la cual invitaron a ambos, que se sorprendieron al encontrarse juntos en el ágape. Uno de los amigos levantó su copa e hizo en verso un brindis: "Quédese el rencor insano / para enemigo insolente. / El hombre es del hombre hermano. / Si hay quien extienda la mano / yo sé que habrá quien la estreche". Los dos enemistados se pusieron al mismo tiempo en pie, fueron el uno hacia el otro y se fundieron en un estrecho abrazo en medio del aplauso de los asistentes. Bellísima princesa es Leonor, la heredera del trono de España. Seguro estoy de que millones de jóvenes varones están secretamente enamorados de ella. A su gracia y gentileza añade una elegancia de trato y una discreción que le ganan la voluntad de todos. Mostró su calidad humana -y su corrección política- cuando al hacer la entrega del Premio Princesa de Asturias a una mujer de México y a una institución mexicana expresó su deseo de visitar nuestro país y conocer las riquezas creadas por los pueblos aborígenes. Desgraciadamente, esa actitud magnánima y ese gesto de concordia no fueron correspondidos por la presidenta Sheinbaum, quien a la pregunta de si invitará a Leonor a venir a México respondió en modo a mi parecer estólido e improcedente: "Bueno, vamos a ver". Con esa respuesta Sheinbaum se exhibió a sí misma como una mandataria que por causa de rencores obsoletos, y aun estúpidos, se aparta de los usos diplomáticos y asume una actitud poco civilizada e indigna del trato entre naciones. He aquí otra muestra de la absoluta dependencia que guarda la Presidenta en relación con su nefasto antecesor. Mantiene la necia pretensión en el sentido de que España pida perdón a México por la Conquista, siendo que ésta no habría sido posible sin la ayuda que dieron a Cortés y sus escasas tropas los pueblos oprimidos por los aztecas, en un tiempo en que ni México ni España existían como tales. AMLO, tan prepotente fuera de su casa, dentro de ella se sometía a los dictados de su más cercano círculo, influido a su vez por pseudo historiadores oficialistas de nómina y quincena, continuadores de la mentirosa leyenda negra de España, ignorantes de que la tal leyenda fue difundida por los estadounidenses para quitar todo resto de hispanidad a los mexicanos y sujetarlos a la doctrina expansionista de James Monroe: "América para los americanos", lema que, bien traducido, sería "América para los norteamericanos". Vaya contrasentido: historiadores dizque de izquierda respaldando al imperialismo yanqui. De esa torpeza, la de exigir absurdamente que España se disculpe, derivaron otras, como el retiro de la estatua de Colón, el cambio de nombre al Árbol de la Noche Triste y de la calle Puente de Alvarado, con otras mentecateces semejantes. Mal se ve México con la actitud de Sheinbaum, y pésima se ve ella misma. La ideología de la Presidenta obedece a principios superados ya, anacrónicos y probadamente contrarios al bienestar de los países donde el estatismo populista se ha implantado. España tiene una bellísima princesa, generosa, magnánima, dueña al mismo tiempo de calidad humana y de buen sentido diplomático y político. Nosotros, en cambio... Puntos suspensivos... FIN.