Hace 25 años se tenía muy clara la exigencia de transparencia: acabar con los secretos del poder, con los "arcana imperi", en palabras de Bobbio. La opacidad había sido, hasta entonces, la negación de la democracia y uno de los instrumentos autoritarios favoritos del presidencialismo mexicano. Abrir la información se convirtió en condición necesaria para deliberar y exigir cuentas.