Un danzón frustrado
Guadalupe Loaeza EN MURAL
4 MIN 30 SEG
Un día Elena Poniatowska me preguntó si no andaba con Gonzalo Celorio: "Brincos diera", le dije a propósito de mi maestro de literatura de los jueves del taller de Poniatowska. Un profesor muy bien parecido, de ojos azules, con sentido del humor y sumamente erudito. Entonces, reconozco que lo admiraba muchísimo y durante sus clases lo escuchaba con la boca abierta, sobre todo cuando nos citaba de memoria largos fragmentos de Rayuela, de Julio Cortázar, y de Juan Rulfo. De ambos autores conocía su obra como la palma de su mano. "Escuchen los silencios de Pedro Páramo, lean despacio, métanse en la piel del protagonista", nos decía con su mirada azul añil.

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Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores