La cultura surgió espontánea, sin ceremonia alguna, de la expresión cotidiana de la vida; en cada lugar de la geografía y de la memoria. Se acuñó en la suma de aspiraciones y vivencias. Desde los pañales de la historia, se ha tejido a sí misma -con hilos intangibles o materiales- conforme el ser humano ha ido superando creativamente las fronteras de su identidad.