OPINIÓN

En vez de disminuir, la violencia creció estrepitosamente tras la militarización, con cifras de muertos, desaparecidos y desplazados propias de una guerra civil

Ángel

Jorge Volpi EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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El 11 de diciembre de 2006, sin previo aviso, el presidente Felipe Calderón ordenó el primer operativo conjunto de la policía y el Ejército en tareas de seguridad pública en Michoacán: ese día, casi inadvertidamente, se instauró en México un estado de excepción que se prolonga hasta hoy. Han transcurrido dieciséis años en los cuales las Fuerzas Armadas, en sus diversas encarnaciones, se han inmiscuido en tareas que, en regímenes auténticamente democráticos, deberían corresponderle solo a los civiles.