Atemperar
Roberto Zamarripa EN MURAL
El miércoles 26 de junio 47 empresarios de Jalisco sostuvieron un encuentro de poco más de una hora con el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Comandados por César de Anda, poderoso empresario avícola, y José Luis González Íñigo, veterano líder empresarial, recibieron promesas de fortalecer el combate a la inseguridad y de ampliar obras con la participación de la IP jalisciense.
Algo más subyacía en la visita: los empresarios consideraban que su interlocutor Alfonso Romo ha perdido influencia en las decisiones gubernamentales. La visita suponía un mensaje de apoyo y fortalecimiento.
Romo, junto con otros personajes del Gabinete, representa uno de los polos del Gabinete federal. Unos dicen que es parte del grupo moderado, el reflexivo.
Ese mismo día, dirigentes de la CNTE fueron recibidos por el Presidente y el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma. Ahí confirmaron que 585 activistas serán reinstalados con sus plazas magisteriales luego de que habían sido despedidos por oponerse a la reforma educativa promulgada en el Gobierno de Enrique Peña.
Al día siguiente, una docena de ellos comenzó a recibir sus salarios caídos y aguinaldos adeudados desde hace 5 años.
El radicalismo de la CNTE tuvo su recompensa. Una parte de la disidencia magisterial, acostumbrada a abrir paso con acciones de fuerza y cuyas secciones han reproducido las corruptelas sindicales que dicen cuestionar, coronó su pelea con la recuperación de sus plazas.
Los radicales de la CNTE tienen también a sus aliados en el gobierno federal. Presionan porque la flama radical no se apague dentro de la alta burocracia gubernamental sino, al contrario, se reproduzca e incendie la pradera.
Los tensores que sostienen al gobierno. La conversación pública ha sido dominada durante un año por esta singular y esquizofrénica circunstancia: por un lado, aquellos que empujan por un cambio moderado y por otro los que convocan a la demolición. Los primeros no llevan prisa sino quieren certezas. Los segundos sienten que se ha perdido mucho tiempo desde que ganaron en las urnas y quisieran asaltar el Palacio para hacer la Revolución con memorándums y sin votar su consecución en el Congreso.
En un año el Presidente modeló los cambios que supuso urgentes en materia legislativa y las medidas emblemáticas. Canceló el aeropuerto, deshizo la reforma educativa, recortó el presupuesto. Rehizo la Corte, alineó al Legislativo, adelgazó a la burocracia del Ejecutivo. Tropezó con lentitudes para repartir los dineros sociales e impuso sin frenar el baño de sangre a la Guardia Nacional.
Es mucho y poco. El Presidente hubiera querido más. La realidad, la inexperiencia e ignorancia de su equipo resultaron tercas y lo han frenado.
La oposición política no termina por erigirse. Por un lado la encabezan ex presidentes panistas -los priistas vivos han guardado rotundo silencio- y por otro agrupamientos civiles porque los partidos políticos quedaron exhaustos y, esos sí, demolidos por el proceso electoral.
Pero en el discurso opositor, el de la resistencia, opera una tensión equivalente. Aquellos que suponen una oposición razonada, persistente, que a lo largo del sexenio exponga y presione, y otra que apuesta al golpismo, a la asonada y que azuza, con argumentos fascistas y racistas, al descarrilamiento del gobierno.
Los tensores pueden ser avasallados por una realidad que tiene ingredientes de una colisión social. El gobierno al final sigue atemperando sin dar los pasos de fondo. En un mismo día atempera a empresarios de Jalisco que a radicales de la CNTE.
En un año el gobierno no empodera, atempera. La tensión le frena decisiones de rumbo. Agita y luego calma; grita y luego calla; apela a la historia y la inmediata, sin embargo, la rehúye en su toma de decisiones. (El sexenio de Peña no existió salvo para entregar las llaves de Palacio).
Hay dibujos de cambio y trazos sinuosos de yerros. Hay un debate encendido arriba y una esperanza con murmullo abajo. En 6 meses de gobierno.

![]()
ROBERTO ZAMARRIPA DE LA PEÑA.- Periodista. Egresado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Ha sido reportero y editor. Cronista. Especializado en temas políticos. Es autor del libro "Sonora 91, Historia de políticos y policías". Crónicas suyas están incluidas en la antología "El Fin de la nostalgia" y "Enviados Especiales".