Si acaso suena prosaico, les pedimos una disculpa de antemano, valorados lectores: a lo que vamos es que, a estas alturas, la famosa 4T luce como cantimplora de pastor: abollada por todos lados y fugando como coladera. Ante la presión (y la información) de los norteamericanos, este Gobierno ha tenido que hacer lo que no quería: sacar a la luz todo el triperío de la pudrición enraizada en México, dentro y fuera del servicio público. Destapar esta corrupción cancerosa inició en Texas, con los hermanos Brown Cantú: a leguas se nota que los nuestros no querían hacerlo, y eso se deduce de sus reacciones.