La reciente abolición del secreto pontificio para los casos relacionados con abusos sexuales y pornografía infantil cometidos por clérigos constituye una decisión histórica. La medida se materializó mediante la expedición de dos rescriptos el 17 de diciembre, el primero de ellos referente a la confidencialidad de las causas y el segundo a modificaciones a las normas aplicables a delitos más graves.