La cartografía venía con autoría. En las primeras décadas del siglo pasado, el terreno comenzaba a pavimentarse, y con ello surgía la necesidad de crear mapas de carreteras. Cartógrafos de profesión buscaban interpretar con la mayor precisión posible los cruces, intersecciones, avenidas y calles, en los inicios de una lógica automovilística. Pero era un trabajo arduo. Alguien tenía que recorrer los caminos, ya fuera en auto, bicicleta o incluso a pie, utilizando odómetros mecánicos para medir la distancia, brújulas para orientarse y, en algunos pocos casos, cámaras aéreas montadas en aviones. Sobre esta data se generaban unos croquis, con los cuales dibujantes cartográficos elaboraban los mapas a tinta y regla. Un trabajo minucioso, difícil de concebir hoy, al vivir en una era de monitoreo satelital donde no hay un rincón del planeta que no sea observado, de tal manera que hoy el techo de tu casa funge como el último refugio de tus secretos.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.