OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN MURAL

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Buenos ingenieros hubo en Saltillo en el pasado, como don Teodoro Abbott, don Eduardo Laroche y aquel don Octavio López a quien Artemio de Valle Arizpe puso de oro y azul -y de otros colores menos elegantes- en el prólogo que escribió para el libro en que se publicaron los discursos del buen señor don José García de Letona.