Nuevo frente

Hay una gran diferencia entre dialogar, incluso debate de altura, a confrontar. ¿Qué marca la diferencia? La intención. Si la intención fuera convencer, sumar voluntades, se optaría por buscar la comunicación, evitar el conflicto al que nos lleva la cerrazón irreductible. En la dialéctica hablamos de tesis, antítesis, para llegar a la síntesis y, lamentablemente estamos muy lejos de llegar a un punto de encuentro. Día a día se agrava el conflicto entre el Presidente y los que no piensan como él y, cuando la política se hace a un lado, corremos el riesgo de llegar a la guerra. Ya tuvimos dos conflictos sociales que nos costaron muchas vidas. En la Revolución Mexicana murió un millón de personas por la cerrazón de una élite para abrir la democracia y la desesperación de un pueblo que deseaba libertad y bienestar; el movimiento cristero nos costó alrededor de 250,000 vidas por la cerrazón de un gobierno y el fanatismo de una institución religiosa en los que las partes no le dieron la oportunidad a la política para resolver sus diferencias como fue al final del conflicto cuando ya se habían perdido muchas vidas.