El daño moral está hecho. Más allá de que les reduzcan o no sus "pensiones doradas", desde el gobierno se ha emprendido una campaña de desprestigio en contra de ciertos pensionados a quienes se ha llamado "sinvergüenzas" exhibiéndolos como si hubieran delinquido. No me refiero únicamente al polémico caso del diputado local entrante, José María Martínez -cuya pensión irregular por inverosímil está siendo investigada- sino al caso de los 18 pensionados que se han amparado. Los quieren convertir en chivos expiatorios del quebranto de pensiones.