Antes de ver lo que en situaciones normales debería haber sido una fácil y cantada victoria de Tigres frente a Puebla, me di tiempo para ver por la televisión como las Chivas, con el oxígeno que tomaron al vencer a los felinos el martes pasado y con el regreso de Marco Fabián, le ganaban por 3-1, sin lucimientos, al América en el Clásico Nacional, para así regresar a la vida, rebasar a Tigres en la tabla general y meterse de lleno a la pelea por un boleto para la Liguilla.